La seguridad son 2 cosas: es una sensación y es una realidad. Y son distintas. Nos podemos sentir seguros aun cuando no lo estamos y podemos estar seguros, aunque no nos sintamos seguros. Esta misma definición aplicaría también a la privacidad. Hoy en día, la privacidad o protección de los datos en el mundo digital es una de las principales preocupaciones de los usuarios. La circulación de nuestros datos personales en Internet ha dado lugar al uso de técnicas maliciosas por parte de los cibercriminales como el phishing que pueden poner en riesgo la información personal y empresarial de los usuarios digitales.

Aunque hace relativamente poco que se hacen esfuerzos para mejorar y controlar la privacidad en el entorno digital, el área ha evolucionado tanto que podríamos vislumbrar algunas tendencias:

• • El cifrado de datos se convertirá en esencial en todos los ámbitos (y en unos 10 años aproximadamente quizás la criptografía cuántica sea ya una realidad que permita garantizar la inviolabilidad de los datos, las comunicaciones, …).
  • Los usuarios exigirán más control de sus datos ya que, por ejemplo, actualmente más del 80% de los usuarios indican que sienten muy poco o ningún control sobre los datos recopilados sobre ellos por el gobierno y por las empresas.
  • Se producirán más sanciones y cierres a las compañías infractoras y, para evitar esto, aumentarán los presupuestos de Ciberseguridad como hemos venido observando durante la crisis COVID-19 a través de planes de continuidad de negocio, planes directores de ciberseguridad, ciberseguridad en el cloud, ….
  • Se seguirá observando un aumento de las violaciones y problemas de privacidad. De igual manera, también se espera que las preocupaciones relacionadas con la confianza puedan obstaculizar la adopción de algunas tecnologías basadas en datos como IoT. En definitiva, de cara a la próxima década, la privacidad tomará un lugar más central en todos los ámbitos de actividad digital.